Estoy probando YouTube Premium, únicamente por el hecho de poder escuchar vídeos en el móvil con la aplicación en segundo plano, como si fuera un podcast. Y veo que hay bastantes series originales de YouTube, al estilo Netflix.
Todo apunta a que las suscripciones de pago son un modelo de negocio más lucrativo que los anuncios y gran parte de la culpa la tiene, creo yo, las extensiones que bloquean los anuncios.
Los periódicos, por otro lado, no parecen avanzar al mismo ritmo hacia esta dirección. Leí hace un tiempo que The Guardian había dado un giro para concentrarse en las suscripciones de pago y los donativos, con sus mensajes al final de cada artículo apelando al lector; ahora bien, los españoles no me parece que insistan tanto.
Yo no soy un férreo defensor de los anuncios, pues en no pocas ocasiones me parece que estropean la experiencia del usuario; pero tampoco las tengo todas con las suscripciones de pago. La percepción de falta de control sobre las cuotas mensuales y la extensión de este método –¡hasta en aplicaciones de notas!– me parece tedioso. Además, acabas desembolsando más dinero.
Como diría Anxo Bastos, el fraccionamiento del pago y el crédito atacan los valores capitalistas, sobretodo el ahorro y la austeridad.