Arxiu d'escrits – C.S.

Lo siento, lápiz

En el trabajo normalmente escribo a ordenador, pero hoy, que por cierto ha sido mi último día, tenía que escribir números en las hojas para ordenar la prueba documental de un escrito de demanda, así que he cogido un lápiz.

Tras trazar unas pocas rectas y círculos, me ha empezado a gritar. Que presionaba demasiado fuerte y le hacía daño, que la abogada que había antes escribía de manera más suave... ¡cómo están los lápices! Yo, mosqueado, le he dicho que así es la vida, que lo sentía –siempre con educación, claro está– pero que debía aguantarse. Todo esto a medio susurrar, porque estaba trabajando.

En poco tiempo se ha tranquilizado. Se notaba en su tono de voz, mucho más sereno; pero aun así no paró de darme la tabarra. Me explicó cómo lo debía sostener y lo valioso que es el grafito que llevan. También criticó los portaminas, “¡esos sí que son frágiles!”, “lápices falsos” decía. Con todo esto, yo asentía de vez en cuando para que pensara que lo escuchaba, pero verdaderamente andaba sumergido entre esas hojas, poniendo números –de la manera más delicada que podía para que no refunfuñara– y asegurándome de que los documentos estaban en su sitio.

Ahora lo pienso y creo que ciertamente fui algo duro. No fue elección suya ser lápiz. Por suerte sentí pena y, antes de abandonar el despacho (hasta, tal vez, el año que viene), dejé una nota para quien fuese el siguiente en usarlo. “Lápiz gruñón pero amigable, tratadlo con cuidado”. Le deseo lo mejor a ese lápiz.

Thoughts? Leave a comment