Arxiu d'escrits – C.S.

Leyendo con helicópteros

Hacía unos cuantos días que había abandonado la lectura (estoy acabando «La tregua» de Mario Benedetti) y esta noche la he retomado. Benedetti cuenta, a través de un diario personal, la vida de un hombre a punto de jubilarse que se enamora de una joven. Es una conversación llena de sinceridad: él hablándose a si mismo.

La cuestión es que al terminar de leer por hoy he cerrado el libro y, antes de volver al móvil (me gusta leer con el modo avión activado), he decidido quedarme allí, desconectado. ¡Y menuda paz he sentido!

He de decir que hoy no ha sido un día excepcional; en realidad, diría que un día de poco provecho. He jugado demasiado a «Call Of Duty» y el resto del tiempo he estado con mi hermana y he estudiado un poco. Nada más de interés.

El mejor momento del día ha sido, entonces, estos pocos minutos que me he quedado contemplando la nada, sentado en la cama después de la lectura. Mientras, por la ventana semiabierta se colaba el monótono sonido de las hélices de un helicóptero policial, que andaba sobrevolando mi casa (¡yo no he hecho nada!), y una agradable brisa con sabor a verano. De fondo, la cotidianidad de un sábado.

Creo que esta paz interior que he sentido proviene de una sensación de protección, esto es, el estar encerrado y presenciar el mundo pasar a mi alrededor. Poco a poco, entre el silencio, se disuelven todos los problemas; como cuando era pequeño y, jugando al escondite, encontraba un buen refugio donde sabía que nadie me podía descubrir, entre piedras y árboles. ¿Necesitaré jugar más al escondite?

También me ha consolado el hecho de que mañana sea domingo. Estos últimos días tan convulsos me han alargado la sensación de fin de semana. Mañana, pase lo que pase, amanecerá un nuevo domingo y esto, creo yo, me tranquiliza.

En fin, qué bonito es desconectar de lo mundano, sobretodo en esta época en que la riqueza, abundante y accesible, convierte el ocio en adicción.

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