Arxiu d'escrits – C.S.

El barbero de toda la vida

Guille Dávila, consultor de restaurantes y marcas de alimentación, explicó en el podcast de Javier Aznar (Hotel Jorge Juan) que aquello que más apreciaba de un restaurante, asumiendo un mínimo de calidad, era el buen servicio.

El otro día fui a cortarme el pelo al barbero al que siempre íbamos cuando era pequeño y, de alguna manera, entendí aquello de Dávila.

Pese a que hacía cinco años que no lo visitaba, todo permanecía igual. Mismos muebles, misma silla en forma de coche para los niños, mismo decorado. Y él, el barbero, idéntico. Parecía que por allí la edad no había corrido.

Además de todo esto, fue muy atento: me preguntó acerca de la universidad y de Barcelona –«que hi ha molts independentistes a sa teva classe?»–, pero supo cuando dejarme disfrutar de aquella paz que se respiraba. ¡Qué correcto es el silencio en el momento adecuado! Y, para rematar, me cortó muy bien el pelo.

El barbero de toda la vida, con su trato próximo y su hacer sencillo pero experimentado, le da mil vueltas a los peluqueros que he frecuentado en Barcelona, más caros, impersonales y que, supongo que buscando la sofisticación y diferenciación, olvidan que simplemente deben cortar el pelo.

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